(Tiempo. Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, sábado 22 de abril de 2017)- Pasaron cuatro meses
del convenio firmado entre el Ministerio de Ciencia y los 508 investigadores
que ganaron su ingreso a la Carrera de Investigador del Conicet y no pudieron
efectivizarlo por el recorte. Tras la histórica toma de la cartera que conduce
Lino Barañao, las autoridades se comprometieron a incorporarlos en otras
instituciones públicas, pero acaban de reconocer que no van a cumplir.
Los investigadores
apenas cuentan con una beca que terminará en siete meses, aunque 107 de ellos
aún no la recibieron. Las agrupaciones que los nuclean volvieron a movilizarse
al Ministerio el jueves, y decidieron una vigilia con acampe para el 8 de mayo
en la explanada de la sede en Palermo, previo a la tercera reunión de la
Comisión Mixta de Seguimiento, el órgano que debe garantizar el cumplimiento
del acta.
En la segunda reunión,
el 12 de abril pasado, los representantes del Ministerio admitieron que no
cuentan con los fondos para garantizar la reinserción del medio millar de
despedidos. Agregaron que las condiciones de contratación dependerán de la
entidad receptora, incumpliendo el punto 3 del convenio, que ordenaba mantener
las mismas condiciones laborales y salariales que en el Conicet.
Lino Barañao quiere
apelar a negociaciones individuales con cada despedido, y ya envió listas de
investigadores a organismos públicos para tantear si podían incorporar a
alguno, sin consultar a los damnificados. Lo hicieron con el Instituto del
Agua, el Malbrán y el Archivo General de la Nación, adonde llegó una
comunicación con nombres de ocho historiadores, algunos de provincias. Ninguno
había elegido ese lugar porque el Archivo no cuenta con cargos de
investigación, y este año sufrió un recorte dentro del Ministerio del Interior.
Pasó de $ 133 millones en 2016 a 30,8 millones.
Las principales
apuntadas por Barañao son las universidades. En el último encuentro del Consejo
Interuniversitario Nacional, el Ministerio les pidió que acepten científicos,
sin darles un fondo “extra”. Recibieron un rotundo rechazo, por el ahogo
económico que padecen: según un informe de la Asociación Argentina de
Presupuesto (ASAP), el gobierno nacional les transfirió en los dos primeros
meses de este año un 19,5% menos que en enero–febrero de 2016: 5943 millones
frente a 7385. En el medio, la inflación y el aumento de tarifas las dejaron en
estado de emergencia.
Los científicos
sostienen que la única salida es que ingresen al Conicet, derecho que
obtuvieron por concurso. Lucía Maffey, de la agrupación Jóvenes Científicos
Precarizados, reveló: “Ahora plantean que no tienen la plata, cuando en
diciembre dijeron que había una partida especial de Jefatura de Gabinete para
solventar la inserción de los compañeros despedidos”.
El ingreso a Carrera de
Investigador es el más bajo en más de una década. Volverá a serlo este año, con
450 cupos, entre los que también estarán los repatriados (70 por año) y los de
temas estratégicos, que hasta ahora eran tres convocatorias separadas. Los
investigadores denuncian que la decisión del macrismo es política y cultural,
no presupuestaria: buscan achicar al Conicet y generar una ciencia selecta, al
servicio de intereses privados, acompañado por una campaña de desprestigio con
trolls y medios oficialistas, igual que ocurrió con docentes y artistas. El
gobierno tiene los fondos para incorporar a los 508 científicos (son $ 170
millones, menos del 5% de las retenciones quitadas a mineras), pero el recorte
es sistemático: para 2017 prevén 897 ingresos menos de becarios y los proyectos
de investigación financiados descenderán de 2230 a 2100.
“Firmaron
el acuerdo sin intención de cumplirlo”
Guadalupe Maradei es
una de las integrantes de la Red de Afectados. Doctora en Filosofía y Letras
por la UBA, donde es docente, cuenta con tres posdoctorados, uno de ellos en
Berlín. Le sobraban antecedentes cuando se presentó para ingresar a la Carrera
de Investigador. Su proyecto era abordar la crítica literaria posdictadura
hasta hoy en relación a estudios de género: cómo se valoraron los textos
escritos por mujeres y los que abordan problemáticas de la diversidad sexual.
Quedó muy bien ranqueada en la orden de mérito, “pero de manera abrupta el
gobierno hizo un ajuste nunca anunciado cuando nos presentamos. Nadie avisó que
los cupos serían 60% menos. Fue un golpe durísimo”, cuenta a Tiempo. Sólo le
quedó una mínima beca que finalizará en diciembre, sin aportes sociales.
Según el acta acuerdo,
a esta altura Guadalupe debía estar en algún organismo público investigando su
tema, con las mismas condiciones laborales que hubiese tenido en el Conicet.
Pero no tuvo respuesta. Su nombre figuró en una lista que envió la cartera de
Barañao al Instituto del Agua para ver si podían aceptar a algún científico con
fondos propios: “No tiene nada que ver. Nos responden con evasivas. No han
cumplido en nada.” En referencia al acuerdo de diciembre, dice: “Lo propusieron
de manera apresurada sin intención de cumplirlo, solo para que se levante la
toma”.
Es una de las tantas
que ya recibió ofertas del extranjero. En su caso, continuar en la Universidad
de New York. Tiene solo una chance más de entrar al Conicet este año, porque
llegó al límite de 35 años. Pero volvieron a achicar los cupos. En su Comisión,
donde antes entraban 27, ahora solo ingresarán dos.
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