Como hormigas, arriesgó la comparación y como vio que tenía efecto sobre
sus compañeras siguió: como cuando se patea un hormiguero grande y los bichos
se desparraman sobre el pasto en un agua negra…
Lo cierto es que las nuevas jornadas del paro docente nacional comenzaron
en medio de un clima turbio de aprietes y amenazas más o menos directas por
parte del gobierno provincial. Así, directoras
de escuelas del distrito de La Matanza denunciaron que el lunes a primera hora
inspectores del Ministerio de Trabajo bonaerense recorrieron los
establecimientos para constatar el porcentaje de adhesión a la huelga. Dicen
los testigos que cayeron de a montón, como hormigas.
Según denunció el SUTEBA seccional La Matanza los mismos inspectores que nunca
recorren las escuelas frente a las denuncias por riesgo edilicio, agua contaminada
o pozos desbordados, de pronto parecieron multiplicarse como el malo de Matrix.
En muchos colegios del distrito el asunto fue peor. En ellos, no sólo
inspectores, sino efectivos de la policía bonaerense y local se apersonaron ni
bien inició la jornada; se atrevieron -como quien no quiere la cosa- a
consultar a los directivos acerca del motivo de la falta de actividades e
inquirieron por los porcentajes y listados de aquellos adherentes al paro.
Se trató a todas luces de un hostigamiento de las fuerzas de seguridad estatales contra los huelguistas. Los medios comerciales casi con unanimidad desconocieron la información y la denuncia. Quizás fue porque resulta difícil ilustrarla con la estampita de María Eugenia Vidal y su aureola.
Se trató a todas luces de un hostigamiento de las fuerzas de seguridad estatales contra los huelguistas. Los medios comerciales casi con unanimidad desconocieron la información y la denuncia. Quizás fue porque resulta difícil ilustrarla con la estampita de María Eugenia Vidal y su aureola.
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