“Las razones de la huelga educativa son evidentes” -dice el profesor
madrileño de cara a los micrófonos. Y como para que no quede duda lee a
continuación. Hay un proceso constante de achicamiento de las universidades
públicas, donde en los dos últimos años el precio final de la matricula se ha
encarecido un 66 por ciento como promedio. Se ha llegado a un punto en el que
el primer curso de la carrera más barata costará 1.620 euros, y si se repite la
asignatura, se necesita pagar hasta cinco veces más. A esto debe añadirse que
la financiación pública de las universidades ha supuesto una caída en el
período de 2010 a 2014 por un importe de 1.213 millones de euros.
La
disminución en los gastos de personal suma una disminución de 7.500 empleos
públicos, y los recortes en la financiación para la investigación han sido
significativos desde el año 2008, con un estimado del 24,6 por ciento. “Estamos
ante el desmantelamiento de las universidades públicas”, concluye. Pero sigue.
Por otro lado, el estudiantado de formación profesional se ha visto
afectado por el aumento de las tasas: una cursada de grado superior cuesta 480
euros, y una de grado medio entre 120 y 220, también como promedio. Son cada
vez más las barreras económicas para acceder a la educación superior.
Cuando advierte que la cara del periodista cortés y atento ruega en silencio que ya deje de dar números, el docente aparta la vista del papel y cierra: “Cada vez parece más evidente que la crisis es una excusa más para privatizar y desmantelar el sistema público educativo, pues mientras se rescatan bancos, se achica algo tan imprescindible como el derecho a la educación. Por ello esta huelga también cuestiona las políticas antisociales que refuerzan la segregación de clases y le arrebatan al pueblo su mayor fuente de acceso al conocimiento, la educación”.
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