Está instalado como una verdad difícil de rebatir: si un alumno no alcanzó
los objetivos deberá volver a cursar el año, para entonces sí aprender, se
supone. Sin embargo, las investigaciones no dejan de tirar abajo esa
afirmación; y la repitencia, como estrategia pedagógica, encuentra cada vez más
cuestionamientos. El último lo aportó la prueba Aprender-difundida el martes-
que confirmó que los chicos que repiten, en primaria y secundaria, no solo no
mejoran sino que obtienen peores resultados.
“La repitencia influye negativamente en los chicos. Hay suficiente
evidencia científica que lo comprueba. Ya se había medido en las pruebas de
Unesco tomadas en 15 países de América Latina: ningún otro factor tuvo más
impacto negativo que hacer repetir a los alumnos”, dijo Axel Rivas,
codirector del Programa de Educación de CIPPEC.
La prueba Aprender mostró que entre los estudiantes argentinos del último
año de secundaria que nunca han repetido, un 32,1% obtiene bueno resultados en
Lengua y Matemática, contra un 15,7% de aquellos con un año de repitencia y un
13,4% de los que repitieron dos años o más. En primaria la diferencia es más
pronunciada. De los chicos que nunca han repetido, un 53,3% obtiene buenos
resultados en Lengua y Matemática, contra un 29,7% de aquellos con un año de
repitencia y un 30,5% los que repitieron dos años o más.
El ministro de Educación Esteban Bullrich dijo que estos datos demuestran
que el modelo de la repitencia no funciona. La Secretaria de Innovación y
Calidad Educativa de ese ministerio avanza ahora en una reforma a la escuela
secundaria, que tenga en cuenta esta situación.
¿Por qué la repitencia influye negativamente? “Como método es bastante
evidente su limitación: enseñar exactamente lo mismo durante todo un año supone
que las cosas se aprenden a la fuerza. En términos psicológicos, genera un gran
daño en la autoestima de los chicos, a veces irremediable, al quitarlos de su
grupo de pares y exponerlos a la ‘anormalidad’. Incluso en términos
presupuestarios tiene un costo enorme para el Estado”, dice Rivas.
(…) La repitencia afecta más a los chicos pobres, debido a a que muchos de
ellos son la primera generación de sus familias que acceden a la secundaria, y
la propuesta pedagógica no los contiene. Para Guillermina Tiramonti,
investigadora de FLACSO y profesora de la UNLP, “la escuela media tiene una
organización perimida. Está organizada en bloques de materias que se cursan
todas juntas en un año y, si no se aprueban todas menos dos, se repite todo
aunque ya se haya aprobado”, afirma.
Rebeca Anijovich, de la Universidad de San Andrés, coincide en que hay que
renovar la escuela media. “Es clave el acompañamiento de la trayectoria escolar
de cada alumno (por ejemplo, con tutorías integrales), así como estrategias
preventivas que pueden aplicar las escuelas para ayudar a cada chico”, dice.
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