El sueldo inicial de un
maestro de grado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (y sus equivalencias en
horas cátedra y otros cargos) es de 11.372 pesos y quedó por debajo de la línea
de pobreza. La paritaria docente de 2016, acordada con todos los sindicatos
excepto Ademys (Asociación Docente de Enseñanza Media y Superior), implica una
pérdida salarial de entre el 10 y 15 %, lo que muestra a las claras la
intención del gobierno de descargar la crisis sobre las espaldas de los
trabajadores. A esto se le suma el impuesto a las ganancias, que confisca el
salario a un porcentaje cada vez mayor de docentes. Nuestro salario no alcanza:
el achatamiento de la escala salarial hace que durante los primeros diez años
de trabajo ganemos exactamente lo mismo: eso se lo debemos a los acuerdos que
el resto de los sindicatos negociaron con el gobierno.
El macrismo se vale de
la burocracia sindical que dirigen UTE-Ctera (Unión de los Trabajadores de la
Educación) y UDA (Unión de los Docentes Argentinos), entre otros, en Capital
Federal, como de la CTERA (Confederación de los Trabajadores de la Educación de
la República Argentina) y el resto de las centrales sindicales nacionales para
hacer pasar el ajuste, fijando una paritaria nacional por debajo de la línea de
pobreza, con un sueldo “inicial” en torno a los 9.000 pesos. Esto no solo
ocurre con los docentes, sino que el resto de los trabajadores padecemos la
tregua de las burocracias de las CGT (Confederación General del Trabajo) y las CTAs (Central de los Trabajadores Argentinos).
El crecimiento de la
deuda, la recesión, los despidos masivos solo agravaron la crisis, creando una
perspectiva aún peor y ya algunos sectores del gobierno anuncian una nueva
devaluación, más inflación y tarifazos, lo que implicaría un nuevo recorte a
nuestros salarios.
En este escenario, la
lucha por la reapertura de las paritarias es clave para enfrentar el ajuste.
Cambios en el puntaje:
otro ataque contra el estatuto docente en el marco del “Operativo Aprender
2016”.
El ajuste de Cambiemos
no solo apunta a reducir los ingresos de los trabajadores y profundizar nuestra
explotación en beneficios de las distintas patronales. Además, el gobierno se
propone una avanzada flexibilizadora sobre diversas condiciones y convenios
laborales. La perspectiva de una nueva “Reforma Laboral” es compartida por el
gobierno con las diversas cámaras empresariales y organismos internacionales,
además de contar con el beneplácito de distintos bloques patronales. Los
docentes no estamos a salvo de estas reformas. Siguiendo los lineamientos sobre
la “formación continua” que surgen de la Ley Nacional de Educación del 2006, el
jefe de gobierno porteño Rodríguez Larreta pretende cambiar por decreto el
estatuto docente. En este caso, se propone impulsar la caducidad del puntaje
que otorgan los cursos de “capacitación”, y que carreras y posgrados deban
revalidarse cada cinco años, cambiando también el tope de su puntaje, que
pasará de 0.6 a 1.8 por año.
Esto constituye otro
ataque en la dirección de la evaluación educativa que impulsa el gobierno, que
tiene como objetivo la introducción del salario por “mérito” y la precarización
de las condiciones laborales, con la complicidad de la burocracia sindical que
se beneficia con el cobro de las “capacitaciones” de nulo nivel académico que
comercian desde sus sindicatos.
En este escenario, se
torna urgente la organización de las y los docentes en cada una de las escuelas
para dar la pelea contra el deterioro de nuestras condiciones de trabajo.
Porque nuestro bolsillo no puede esperar a marzo. Porque necesitamos impulsar un plan de lucha
ya, vení a la asamblea abierta del lunes 5 de diciembre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario