Alberto Sileoni, el ex
ministro de Educación, cargó contra funcionarios del gobierno de Cambiemos. El actual
ministro de Educación, Esteban Bullrich,
dijo que se trató de un “grave error” por el “poco apego a las normativas” de
la administración anterior. Los especialistas se enojaron por la impericia
técnica y la manipulación política de los datos que reinaron hasta diciembre del
año pasado. Maestros y profesoras sacudieron sus cabeza en los recreos con bronca y resignación. Los
secundarios se lamentaron irónicamente en las aulas al grito de: “¡nos mandaron
al descenso…!”.
Lo cierto es que la Argentina
fue excluida de las PISA.
Y más allá de las interpretaciones posibles -pueden
elegir las que más le guste o proponer la propia- lo cierto es también que en un país
quebrado, con la mayor parte de sus escuelas en estado de emergencia edilicia, para esta inútil edición de PISA -la sigla en
inglés del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, un proyecto de
la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)- el Estado
nacional gastó 12 millones de pesos, según informaron fuentes oficiales del Ministerio de Educación. ¿Se dan cuenta? ¡Doce millones de mangos
tirados a la basura!
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