(Por Federico Silvero.
Prensa Obrera, “Internacionales”, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, martes 22 de
noviembre de 2016)- Alrededor de 15,000 estudiantes y docentes marcharon en
Londres en oposición a los ataques del gobierno contra la educación terciaria y
universitaria. La marcha concluyó frente al Parlamento.
La convocatoria, bajo la consigna “unidos por
la educación”, fue realizada por la NUS (Federación Nacional de Estudiantes,
equivalente a la FUA de Argentina), y el UCU, sindicato que aglutina a docentes
terciarios y universitarios. Los estudiantes hicieron sus propias pancartas con
mensajes referidos no solo al ajuste educativo, sino también rechazando la
política belicista del gobierno, la deportación de inmigrantes e incluso la
elección de Donald Trump.
En agosto, el gobierno
conservador eliminó los planes de asistencia financiera a estudiantes - que
reducía alrededor de un 50% los costos para estudiantes de bajos recursos
económicos - reemplazándolos con préstamos que los estudiantes deben pagar una
vez empleados. Se promueve, así, como ocurre en Estados Unidos, el
endeudamiento entre los estudiantes. La investigadora Sutton Trust señaló en
abril de este año que, al finalizar sus estudios, el promedio de deuda de un
graduado es de £44,500 (U$65,000).
Al mismo tiempo, el gobierno de Theresa May
está impulsando un proyecto de investigación de la educación superior, que, con
reminiscencias al “Operativo Aprender” que impulsó hace unos meses el gobierno
de Mauricio Macri, busca rankear a las instituciones de acuerdo a su “calidad”.
Dividiéndolas en categorías bronce, plata y oro, aquellas en la cima de la
tabla podrán subir el precio de su cuota, hoy de £9,000 por año (unos U$11,700)
en más de un 30%, redoblando el elitismo en las universidades ya existentes. El
estudiantado adelantó su intención de boicotear la Encuesta Nacional
Estudiantil que utilizará el gobierno para establecer su ránking.
Las organizaciones
convocantes han sido apéndices del ajuste en los años anteriores. El UCU,
alineado con el gobierno laborista, apenas levantó un dedo contra los ajustes
en educación, cierre de instituciones, despidos y pauperización de condiciones
laborales durante los diez años de mandato de Blair. Los trabajadores
universitarios han visto caer su salario real en un 14.5 por ciento desde 2009,
y en mayo las bases arrancaron a sus direcciones una huelga de 24 horas para
protestar contra un aumento salarial de tan solo el 1.1%. De manera similar, la
NUS no ha hecho nada por oponerse al alza en las tarifas educativas de los
últimos 20 años, aplicada tanto por laboristas como por conservadores. Cuando
en 2012 los costos se triplicaron en muchas universidades, llegando a las
£9,000 ya mencionadas, la indignación y movilización de los estudiantes chocó
con una casi completa pasividad por parte de los sindicatos.
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