(Asociación Docente de Enseñanza Media y Superior,
Ademys. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, miércoles 31 de agosto de 2016)- Hace
algunas semanas publicamos desde Ademys un comunicado (http://www.ademys.org.ar/v2/una-vez-mas-rechazamos-la-evaluacion-censal-en-7mo-grado-no-al-ranking-de-escuelas-desterremos-la-logica-de-mercado-en-educacion/) donde rechazábamos las pruebas censales (FEPBA) que se tomaron a los alumnos de
séptimo grado de las escuelas de la Ciudad durante el mes de agosto.
En ese comunicado manifestamos que estas
evaluaciones implican al Ministerio una enorme inversión de dinero que podría
ser usada para fines más necesarios; son pruebas estandarizadas que no tienen
en cuenta las particularidades; tienen carácter anónimo para los alumnos pero
no para las instituciones, dando lugar a la utilización de futuros premios y
castigos para las escuelas.
A los motivos que mencionamos en esa ocasión para
rechazar estas evaluaciones, sumamos otros que han surgido del debate entre
maestros en las escuelas donde estas pruebas fueron tomadas.
En primer lugar, los maestros rechazamos que
nuestros alumnos sean interrogados acerca de sus condiciones de vida y las de
su familia, sobre su trayectoria escolar y sobre la forma de enseñanza de su
docente de Matemática. ¿Con qué propósitos el Ministerio les realiza estas
preguntas a nuestros alumnos? Según afirman en sus documentos, con los datos
que obtengan de estos cuestionarios, elaborarán informes de factores asociados
a los resultados de las evaluaciones. ¿Qué lectura hacen de estos datos? ¿Los usarán
acaso como una herramienta más para culpar a la procedencia de los alumnos y
sus familias de los problemas educativos?
Además, las preguntas a los chicos sobre las
prácticas de enseñanza de sus maestros y el cuestionario que se le entrega a
los docentes y directivos instala de forma encubierta una modalidad de
evaluación docente que los maestros venimos rechazando de conjunto. Pareciera
que, después del fracaso que constituyeron las “encuestas docentes” que
intentaron aplicar en 2012, el Gobierno ha buscado una forma más solapada de
realizarlas: en los cuestionarios preguntan a los maestros sobre su desempeño y
el de sus directivos.
Por otra parte, como maestros que trabajamos todos
los días en el aula conociendo el enfoque propuesto por el Diseño Curricular,
manifestamos que las evaluaciones no resultan coherentes con la propuesta del
Diseño.
En la evaluación de Prácticas del Lenguaje se
presentan preguntas sobre los textos que guardan poca relación con el tipo de
tareas que propone el Diseño y que los maestros realizamos en clase con
nuestros alumnos; preguntas que, de ningún modo, sirven para evaluar lo que los
chicos han aprendido durante su escolaridad y se sustentan en la idea de que la
comprensión lectora existe como una habilidad general. Sabemos que la
posibilidad de comprender un texto depende, entre otras cosas, del conocimiento
que se tenga acerca del mismo. Los tipos textuales que existen son muchos y el
Diseño Curricular es flexible para que seamos los maestros quienes decidamos
qué tipos de texto abordar. Por otro lado, la evaluación sólo toma en cuenta un
aspecto de todos los que abordamos en las clases de Prácticas del Lenguaje.
En la evaluación de Matemática se considera la
resolución de problemas vinculados a contenidos muy diversos. En primer lugar,
no se contempla la posibilidad de que los alumnos no puedan resolver ciertos
problemas porque aún no hayan sido abordados en clase (ya que aún resta tiempo
de clase). En segundo lugar, cuando los maestros tomamos evaluaciones en el
aula, les anticipamos a los alumnos de qué se tratarán, los ayudamos a
organizarse con el estudio y les damos herramientas para que puedan prepararse.
Aquí se abordan muchos contenidos que los toman “por sorpresa”, para los que no
han estudiado y probablemente han abordado en clase hace ya bastante tiempo.
Por último, cuestionamos una vez más la utilidad de
estas evaluaciones. En los documentos elaborados por el Ministerio, las pruebas
permiten identificar las fortalezas y necesidades de aprendizaje particulares
de cada escuela, aportando información clave para que los tomadores de
decisiones del Ministerio de Educación y los equipos de supervisión escolar
puedan trabajar con directivos y docentes para definir e implementar
estrategias de mejora en cada institución. Cada año, las conducciones de las
escuelas reciben un informe de los resultados obtenidos por los alumnos de la
escuela el año anterior.
Los maestros no necesitamos un operativo de
evaluación – en el que se invierte tanto dinero, tiempo y personas – para saber
qué saben y qué no nuestros alumnos: estamos todos los días con ellos en el
aula. Los conocemos, sabemos cómo empezaron el año y cuánto pudieron avanzar,
pensamos cómo ayudarlos, nos alegramos cuando entienden eso que tanto les
costó, cuando empiezan a escribir convencionalmente, cuando se apropian de las
estrategias de sus compañeros, cuando escriben textos que emocionan. Y seguimos
pensando qué más podemos hacer cuando, por más de que traten y traten, hay algo
que no les sale, cuando vemos que les cuesta avanzar. Pero para pensar en esto
no necesitamos un informe de una evaluación externa, sino mejores condiciones
de enseñanza y aprendizaje y un tiempo para que podamos pensar junto a nuestros
compañeros cómo seguir.
Los documentos elaborados por el Ministerio están
disponibles en:
http://www.buenosaires.gob.ar/calidadyequidadeducativa/evaluacion/aprendizajes/jurisdiccionales/evaluacion-fepba
Evaluación FEPBA | Buenos Aires Ciudad www.buenosaires.gob.ar
La evaluación FEPBA es censal y está organizada por
Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a través de la
Unidad de Evaluación Integral.
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