Y se siguieron sumando
especialistas al rechazo. Llegó el turno del Colegio de Médicos; antes
habían sido las autoridades de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad
Nacional de Rosario, los profesionales del SIPRUS (Sindicato de Profesionales
Universitarios de la Sanidad), los miembros
del AMRA (Asociación de Médicos de la República Argentina) y los trabajadores
de la ASyT (Área de Salud y Trabajo) de la universidad.
De esta manera no ha
quedado ningún agrupamiento de profesionales de la medicina sin expresar su
rechazo a esta "novedosa normativa" -según se la calificó desde el
gobierno- con que pretenden recortar derechos a la licencia y a la salud que
tienen décadas de vigencia. Todos se han pronunciado contra
las afirmaciones de la ministra de Educación de la provincia Santa Fe, Claudia
Balagué.
¿Acaso pretenden que se sigan juntando firmas y siglas...?
A esta altura resulta
evidente que su original criterio de evaluación de las licencias médicas es una
manera camuflada de imponer recortes en el ámbito laboral. El nombre de la
funcionaria quedará para siempre, en la memoria de los laburantes santafesinos,
asociada a ese sustantivo nefasto; la posteridad guardará, sin duda, un lugar
en el estante de las curiosidades dañinas para la tablita de Balagué.
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