Para el Ministerio de Educación de Nación y su par
provincial, la educación no es un proceso continuo ni tiene fines pedagógicos.
Como el objetivo es otro, pretenden tomar una simple “prueba”, como en
laboratorio, del recorte de un momento que nada tiene que ver con lo cotidiano,
apelando al antipedagógico multiple choice y en donde alumnos y alumnas serán
abordadxs por un/a docente desconocido/a de alguna escuela cercana, agregando a
la tensión del examen un plus de violencia simbólica.
Aquí las y los evaluados
“sabrán” o “no sabrán”, ya que tabularán
los resultados tirando a la basura el proceso y desconociendo además el
contexto, tanto edilicio -que significaría evaluar al propio ministerio- como
social -evaluar a los gobiernos-.
Para llevarlo a cabo han decidido contratar
directivos como veedores y maestrxs como aplicadores, a cambio de una suma de
dinero que la Secretaría de Evaluación del Ministerio de Educación y Deportes
de la Nación está dispuesta a depositar antes de la realización de la tarea.
La docencia no debe ser veedora ni aplicadora del
ajuste.
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