(Por Lev Moujahid
Velázquez Barriga, doctor en pedagogía crítica y educación popular, miembro de
la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación –CNTE- en Michoacán. Contralínea, México D. F., sábado 9 de
julio de 2016)- La estrategia gubernamental ante los maestros busca detener un
levantamiento civil y, al mismo tiempo, trazar una salida pactada al conflicto.
La moneda de cambio que ya ofrecen en la Segob a la CNTE es frenar el despido
masivo de maestros. Todo, sin tocar la reforma educativa. Los profesores
tendrán que decidir si aceptan o siguen en una lucha que está aglutinando a los
sectores desposeídos del país.
Lo que se mostró en las
pasadas elecciones fue una manifestación de hartazgo, de repudio al partido
político en el poder y a la forma en cómo éste ha conducido a la nación, a sus
políticas antidemocráticas y medidas regresivas de los alcances populares que
se habían logrado en los procesos históricos del siglo XX, mismos que
constituyeron cierta estabilidad en la vida de los ciudadanos.
La alternancia
partidista, que la oligarquía mexicana pactó en varias entidades del país,
tenía como objetivo canalizar el descontento social hacia la jornada electoral,
pero sin poner en riesgo sus intereses, de ahí que se generaran expectativas de
cambio, que finalmente favorecieran la alianzas entre la misma derecha
proneoliberal.
Se trataba de desviar o
evitar un posible levantamiento social de alcances nacionales que atentara
contra la viabilidad del proyecto oligárquico impuesto a través de las reformas
estructurales, el cual ha puesto en marcha el desmantelamiento de la soberanía
económica, energética, territorial, educativa y política de México.
En este ambiente, si
bien un sector del magisterio disidente tuvo una participación relevante,
incluso colectiva y organizada, en favor de la izquierda progresista que se
manifestó por echar abajo la reforma educativa, no agotó en la vía electoral
sus posibilidades de lucha contra esta medida; la lógica inherente a los
maestros continúa desde el terreno político, por la vía no institucional, sino
de la movilización social.
Sin embargo, la lucha
magisterial agudizó la crisis de hegemonía en el sistema político mexicano, no
sólo porque debilitó al partido gobernante o porque ha cimbrado sus principales
figuras presidenciables; también evidenció su incapacidad para generar un clima
de gobernabilidad en medio de diversos conflictos sociales que ellos mismos
dejaron crecer.
Las demandas por la
estabilidad laboral que encabeza la CNTE, y que por supuesto son legítimas, han
visibilizado otras inconformidades que no aparecían en el escenario político;
detrás de la respuesta represiva al magisterio se dejan ver los proyectos de
privatización, eso avispa a todos los actores educativos y a la misma sociedad
civil, unas veces en la manifestación social y otras en formas de solidaridad
que garantizan las condiciones de lucha por la defensa de la escuela pública;
entonces, junto a las muestras masivas de movilización popular, también hay una
red de inconformidad que deposita en los maestros, más que en los partidos
políticos, sus anhelos de tener una vida mejor.
Un elemento que aparece
en este ambiente de descontento generalizado y que hace crisis no sólo en el
partido hegemónico sino en todo el sistema de partidos, se refleja en los
procesos de organización de gobiernos populares que han encontrado fortaleza en
el movimiento magisterial, los cuales advierten en la desfiguración del estado
mexicano y sus desgastadas estructuras de poder, así como en sus fallidas
políticas antidemocráticas, la necesidad de desconocer los gobiernos locales y,
en su lugar, edificar formas de poder emanadas desde la voluntad colectiva.
Nochixtlán no ha sido
el único caso en medio de este conflicto, en el que se haya decidido conformar
poderes alternos; en varias poblaciones de Chiapas, donde los maestros tienen
fuertes raíces, las comunidades indígenas que decidieron respaldar a sus
profesores y encabezar las más radicales acciones de presión contra la reforma
educativa, ya discutían o habían iniciado la conformación de autonomías.
La idea de crear
gobiernos autónomos más allá de las geografías locales hasta escalar a nivel
estatal, se hace posible para las comunidades chiapanecas en la medida en que
las movilizaciones magisteriales y populares son tan nutridas y de tal magnitud
que potencializan una respuesta organizativa mayúscula capaz de derrocar al
gobierno de Velasco, pero que ha sido contenida con las fuerzas represivas
federales que han ensayado ahí y en Oaxaca la cara más dura de la dictadura en
México.
En esta crisis
política, el gobierno mexicano ha optado por el endurecimiento de su postura,
siempre negativa a derogar o siquiera modificar la reforma educativa. Prefiere
provocar un preámbulo violento que le permita un margen muy estrecho para ceder
ante una eventual negociación con el movimiento magisterial y popular que no
toque los principios de ninguno de los pilares de su proyecto neoliberal.
La masacre de
Nochixtlan; la criminalización, persecución y encarcelamiento de los defensores
de la educación pública; el uso constante de toda la logística contrainsurgente
por parte de los cuerpos policíacos y militares para combatir a los maestros y
los brotes de rebelión popular, pero también la represión administrativa
traducida en despidos y descuentos salariales indiscriminados a los
trabajadores de la educación, son escenarios maquinados por el Estado.
La estrategia
gubernamental se propone, en primera instancia, detener la amenaza de un
levantamiento civil y, en segundo plano, trazar una salida pactada al conflicto
magisterial sin tocar la reforma educativa, pero ofertando en la mesa de
diálogo ponerle un freno a su plan de aniquilamiento masivo y selectivo contra
la CNTE como moneda de cambio.
Son tiempos de
decisiones difíciles para las y los maestros mexicanos; por ello tendrán que
optar por una salida que les permita resolver en el corto plazo la estabilidad
de su relación laboral, sostener la confianza en que la lucha organizada es el
camino para que ningún trabajador sea excluido del sistema educativo por culpa
de una ley injusta. Además, deberán caminar en la ruta de la organización
multilateral con la sociedad harta de políticas fallidas, trabajar en la
construcción de un consenso mayoritario que eche a los neoliberales del poder
sin perder su independencia política y encausar los procesos que empujan desde
abajo la ruptura con un estado que suplanta la voluntad popular.
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