La
cuestión, después de todo lo charlado, es bastante pueril, aunque pueda
convocar furores shakespereanos, y se resume en la respuesta a una simple
pregunta. ¿Quién se toma el trabajo de volcar en un texto escrito más o menos
ordenado las quejas e iniciativas que desfilaron de una boca a otra, por lo
general en medio del asentimiento del conjunto?
Ocurre que en distintas escuelas porteñas se vienen desarrollando acciones para poner de relieve los
problemas que a diario se enfrentan. Se han llevado adelante abrazos a las
escuelas con problemas de infraestructura, cortes de calle para exigir salarios
adeudados, radios abiertas en relación a
temas más generales como las
huelgas nacionales o para reclamar la construcción de más aulas o primarias y secundarias completas en los barrios donde
escasean.
Pero en el primer encuentro del año convinieron también que lo que faltaba era una discusión más afilada de los problemas propios, de modo que
decidieron hacerse cargo y convocar a un encuentro largo con ese propósito.
Empezaron con los reclamos contra y las
incertidumbres acerca de la aplicación de la NES, la Nueva Escuela Secundaria; se
charló largo y tendido sobre los
resultados de la la inscripción on line docente y de estudiantes, los problemas de los baños, la desvalorización de las horas cátedra, las computadoras que no andan, el wi fi
que es un lamento, el impuesto a las ganancias; en fin, además de socializar la quejas de secretarios y
directivos que ya no saben qué hacer con todas las dificultades que acarrea la implementación del expediente electrónico y la sobrecarga de laburo administrativo
que sepulta cualquier preocupación pedagógica, que se supone es lo que deberían piorizar, para
eso están, ¿n0?
Y ahora, que ha llegado la hora de pasar el fárrago en limpio, darle la forma de un acta o
comunicado para difundir entre todos aquellos que hoy no pudieron venir, y
hacer circular copias para otros colegios y el sindicato, los más miran por la ventana. La de Lengua chupa el
mate y no dice nada, pero se conoce y descuenta que al final va a terminar
aflojando, otra vez. Y encima se va a tener que tragar el comentario gracioso: “Dale, si
sos la única
soltera...”.
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