Finalmente
se impuso con la fuerza de su verdad persuasiva, como enseñara Aristóteles, la
conclusión que tomó la forma de una tautología: “Somos los que somos”.
Quien
haga memoria recordará que en la primera reunión no entraban en el aula. Los
profesores de Inglés, Física y Educación Física -sobre todo este último, quien
odia que le digan que es de “gimnasia”, y por eso todos se lo repiten a la hora
de convocarlo- esta vez se movieron, postergaron actividades laborales, la
llegada a casa temprano, el cine o vaya uno a saber qué para acercarse hasta el
lugar de la cita colectiva. La gente del gremio la organizó pero no mucho. Uno
o dos oradores se limitaron a preguntar si ya conocían los avances de la Nueva
Escuela Secundaria porteña, sus diversas orientaciones, las respectivas cargas
horarias y los recortes que las mismas suponían para el área de las ciencias
sociales, y tras cartón acercaron los datos básicos. Pero el tema central fue
el que ocupó la mayor parte del tiempo y el interés: la huelga de la semana que
viene. Dos, en realidad, el paro de 36 horas llamado por la CTA que incluía una
marcha a la Plaza de Mayo que convergía con el de la CGT del día siguiente.
Casi
no hubo discusiones, ni bien se leyeron las razones de las medidas de fuerza el
conjunto se mostró de acuerdo con unanimidad; sólo mereció alguna mención
despectiva pero sin demasiado énfasis el hecho de que Hugo Moyano agregara al
pie el reclamo de “seguridad”, como para congraciarse con otros sectores.
Quedaron
en un nuevo encuentro, y esta vez la concurrencia había mermado notablemente.
Eran apenas diez y se miraban las caras unos a los otros sin animarse a seguir
adelante, sobre todo después de que tanto se había insistido en la necesidad de
multiplicare las voluntades y darle al paro un carácter activo.
Las
dos chicas más jóvenes, que habían dedicado unas cuantas horas a redactar un
documento a manera de síntesis y ordenamiento de los principales puntos de
vista que se habían debatido la vez anterior, comenzaron a filosofar sobre los
avatares del ánimo individual. Hasta que una tercera decidió cortar por lo sano
y mando el “somos los que somos”. Miércoles y jueves muchos fueron los que
pararon, muchos menos los que marcharon, el viernes y de a poco las mil voces
de la discusión y la experiencia comenzaron a poblar nuevamente la sala de
profesores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario