viernes, 30 de agosto de 2013

Solo el 8 por ciento de los alumnos tiene jornada extendida o completa


Desde que rige la ley de financiamiento educativo, en el año 2006, cambió rotundamente el paradigma de la enseñanza inicial, media y secundaria, en materia de inversión. De hecho, los fondos destinados a educación en la Argentina se elevaron del 4% al 6,2% del Producto Bruto Interno (PBI), y el país pasó del puesto 81 en 2004 al puesto 19 en el ranking mundial de inversión en la materia, en relación a su riqueza.
Sin embargo, el giro no alcanzó para resolver las brechas de inversión educativa entre las provincias, uno de los objetivos claves de la Ley 26.206 de Educación Nacional, que define como meta "asegurar una educación de calidad con igualdad de oportunidades, sin desequilibrios regionales ni inequidades sociales [...] garantizar la inclusión educativa con una asignación de recursos que otorgue prioridad a los sectores más desfavorecidos".

Según un informe de la Universidad de Belgrano, que toma cifras oficiales que datan del año 2011, solo el 8 por ciento de los alumnos de escuelas primarias estatales asiste a un establecimiento con jornada extendida o completa, cuando el objetivo que persigue la norma debía alcanzar, como mínimo, al 30 por ciento en 2010.
La prioridad debía ser otorgada a los sectores sociales y a las zonas geográficas más desfavorecidas. Sin embargo, el porcentaje de niños que van a colegios públicos de doble turno, que en el promedio país es del 5,63 por ciento, asciende en la ciudad de Buenos Aires nada menos que al 44,6 por ciento. En el conurbano bonaerense, en cambio, es de apenas dos por ciento en promedio.

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